PRIMEROS AVIONES EN FORMOSA
Extracto del libro "Koila y el Gobernador - Historias Cortas de la Formosa de Antaño"
del Profesor Julio Alberto Ortiz.
Casi oculta, desapercibida por los miles de automovilistas que diariamente pasan por la Avenida Gutnisky, muy cerca de la tribuna techada del estadio oficial de la Liga Formoseña de Fútbol “Antonio Romero”, aún se mantiene en pié la antigua torre de la primera sede del Aeroclub Formosa. La mágnífica idea de conservar esta reliquia permite a los formoseños renovar el agradecimiento a una de las instituciones que silenciosamente desarrolló durante varias décadas una inmensa labor comunitaria.
Al inicio de los años 30 el territorio nacional de Formosa tenía una mísera infraestructura de comunicación terrestre. No existían rutas pavimentadas e inclusive, no existía ningún puente sobre el río Bermejo que lo uniera con el resto del país. Años después, desde Resistencia, la traza original de la ruta nacional N° 11 se dirigía hacia el Noroeste, hasta “El Zapallar” (hoy San Martín, Chaco) y de allí a El Colorado, donde, recién en 1957 se inauguró el primer puente interprovincial. Un precario y poco conservado terraplén con algunos puentes construídos con materiales de la zona conformaban la mencionada carretera al Norte del Bermejo hasta llegar a Formosa, luego de costear muchos kilómetros el riacho Salado.
Por esos años, el transporte fluvial era lo mas aconsejable para viajar desde Formosa a Corrientes, Rosario o la Capital Federal, luego vendría el hidroavión. Hacia el interior territorial el ferrocarril era un medio seguro, muy utilizado para cargas y por pasajeros.
Los primeros aviones que tocaron tierra en Formosa lo hicieron en la zona Norte de la ciudad. Una fracción del lote rural 11 bis, propiedad de la familia Parola, donde hoy se encuentra el Regimiento de Infantería de Monte 29, reunía los mínimos requisitos para esas operaciones. La superficie no tenía ondulaciones, tampoco arbustos, solo una verde gramilla; no era una gran extensión pero permitía el descenso y despegue de las frágiles aeronaves de entonces.
Algunas delegaciones de personal jerárquico del Ejército, altos funcionarios civiles o empresarios llegaban vía aérea despertando la lógica curiosidad de parte del vecindario. En el lapso en que se desarrolló la “Guerra del Chaco” entre Bolivia y Paraguay, varias veces operaron aviones en ese campo. Mayormente, los curiosos no centralizaban el interés en saber quiénes llegaban; les interesaba ver cómo la máquina aterrizaba o levantaba vuelo.
Decenas de lugareños se acercaban a mirar cuando el avión partía; lo hacía afrontando un previsto inconveniente: el ensordecedor ruido del motor, al que se le requería la máxima potencia para buscar altura, asustaba a los caballos en los que llegaban los asistentes a un hecho tan novedoso en la villa.
Escuadrilla Argentina de visita en Formosa (octubre de 1932)
Si recordamos la primera traza de la ruta nacional 11, ubicada en la actual calle Marcial Rojas, resulta acertado afirmar que la zona de aterrizaje estuvo siempre cercana a la carretera.
Este predio nunca fue lo que podemos llamar “un campo de aviación”. Se utilizaba una o dos veces al año; en algún año, ni una sola vez. El área disponible no tenía límite definido, pero como cada vuelo era debidamente anunciado, previamente se despejaba el lugar y se retiraban los animales que podían significar un peligro para el arribo.
La destacada pionera de la aviación argentina, Carola Lorenzini en su visita a Formosa
El avión como medio de transporte rápido era algo acabadamente demostrado; en muchas ciudades del país se formaban entidades civiles vinculadas a la actividad aérea. En Formosa, vecinos destacados, conocedores de los inmensos beneficios que entregaría la aeronáutica civil a esta zona del país, se agruparon solidariamente para trabajar en pos de la organización de un club: comenzaba a vislumbrarse el Aero Club Formosa.
Nuestro especial agradecimiento al Profesor Julio Ortiz por permitirnos publicar en nuestro portal partes de su libro, por aportarnos generosamente todo el material a su alcance y por su permanente dedicación a rescatar la historia de los formoseños.